martes, 30 de marzo de 2010

Ejemplos y lejanías.


La labor del político debe ahondar en aquellos aspectos que contribuyan a mejorar la vida de sus conciudadanos. Para ello se hace necesario que el político deje de ejercer el control y aúpe a sus amarras buenas dosis de convencimiento.

Convencimiento para mirar al ciudadano y a sus problemas, con la lucidez que aporta la experiencia.
Convencimiento para la humildad.
Convencimiento para el ejemplo.

Estas dosis de ejemplo, humildad y ciudadanía dejaron de pegar a la puerta del PP hace bastante tiempo. Por ello no son referentes ciudadanos porque no casan con la imagen de aquellos a los que representan.
Dichas características, sólo desacreditan la labor del político y el empeño real de su ejercicio. Cuando discurrimos en los espacios de la decencia, la cruzada contra la corruptela, la cadena perpetua, el paro, el derecho a la vida, la nación o la propia educación y ni tan siquiera ellos, que son abanderados de la batalla, ejemplifican con sus propias vidas aquello que pregonan, con mal tono, simplemente discurrimos por una pista de baile con neones y música de otros tiempos. Dónde quedarán aquellas campañas en las que Aznar y Matas vapuleaban la inspiración socialista para obligar a España a calzar unas vestimentas salpicadas de corruptela y culpabilidad; o aquellas calidades elitistas que pretendían convertir la educación en un redil de marmotas herederas de grandes fortunas y pagarés de renombre industrial; o el interés de Arenas por ser hacha del Código y pena de Andalucía…
Por suerte todo queda en el recuerdo, en un recuerdo no muy lejano que nos permite todavía domar la perplejidad y aguantar la rechinada frase: “Todos los políticos son iguales”
Nada más lejos de la realidad y para ejemplo un botón –y en este caso, uno local- En Ronda, como en el resto de lugares donde mis compañeros tienen responsabilidades, hablamos de política; ¡Nos gusta la política! Rehusamos hablar de políticos y políticas porque no corresponde al objetivo y al compromiso con el ciudadano. Otros –la derecha “serranapepera”- habla de políticos y políticas mienten aún sabiendo que mienten y detestan hablar de ciudadanía – imagino porque lo verán soez y ordinario- ésos que pretenden gobernar desde escenarios más parecidos a un plató de sobremesa que al propio espacio de la política, rechazan el escrúpulo porque no se acomoda al snobismo de la estética determinante, y acentúan la imagen denostada del político en nuestra sociedad. Todos, a ambos lados del río, debemos enmendar dicha realidad y acentuar el nivel de la política en su propio contenido: la ciudadanía.