viernes, 27 de mayo de 2011

El alquimista paciente.

Rubalcaba tomará el mando del PSOE, después de que los Secretarios Generales hayan cerrado filas entorno a su figura.

Es de agradecer que el Partido, una vez más, haya resuelto con diligencia el debate sucesorio y podamos trabajar en lo que interesa; líneas programáticas y estrategias.

Este país no merece que sus dirigentes pierdan ni un solo minuto de su tiempo en guerras internas y luchas fraticidas. Los ciudadanos piden respuestas y sus servidores públicos han de darlas con prontitud, coherencia y absoluta honradez.

Al Partido Socialista le queda por jugar el papel del que gobierna, sin esperar el hombro del que aspira a ser gobierno sin méritos conocidos. No es fácil gobernar a lomos de la insurrección del mercado, la crisis galopante que nos afecta y la semilla del desánimo plantada por el Partido Popular. Ellos se erigen garantes eficaces del milagro; a modo de una loción anticaída, o una crema milagrosamente rejuvenecedora, a sabiendas que el tiempo y las medidas tomadas por el Gobierno de Zapatero darán sus resultados.

Sus líderes son los peores valorados, demostrando el más absoluto descaro a la justicia y a la honradez ejemplarizante del político como servidor público ante el ciudadano; a ellos les da igual. Piensan que la corrupción no les afecta, sino que más bien, aleja al votante progresista del sistema democrático; la falta de liderazgo ante la terrible situación económica que padecemos, tampoco parece importarles porque ésta se transforma en su mejor aliado.
¿Es esta la derecha que se merece este país?

Volviendo al tema que nos ocupa (por poco tiempo) felicitar la rapidez con la que parece van a resolverse las cuestiones menos importantes y más decisorias para el cercano futuro que acecha impaciente.

La unidad del partido y la fortaleza ideológica, serán las mejores recetas para salir con brío de una situación creada por aquellos que anhelan el poder y las tardes placenteras de caza y cigarro puro.

jueves, 26 de mayo de 2011

La Gaviota mira hacia abajo.

El país se viste de azul, porque el discurso del “mientras peor, mejor” ha calado en el conjunto de la ciudadanía. Se hace complicado pensar que la gente premie la ausencia de respuestas y propuestas ante una situación tan dramática que plantea la crisis económica con la que nos enfrentamos.

Los ciudadanos no premian ni castigan a los gobiernos o a los aspirantes, este planteamiento sería elevar a las cotas más superfluas e injustas nuestro sistema democrático. Las personas depositamos la confianza o la retiramos cuando los partidos suenas creíbles y tienen las suficientes capacidades de captación y convencimiento del discurso ideológico que definen su esencia.

La derecha, no necesita de un discurso serio para convencer, porque el transcurso económico, que tanto afecta a las familias españolas, lo está haciendo por ella. La izquierda más extrema, hace aflorar la necesidad del férreo control del Estado sobre la vida y las decisiones que el ciudadano, en libertad, plantea en la escena económica. Ninguna de estas propuestas se adhiere al fundamento real de lo que representa un problema serio que requiere de mayor inteligencia de la que demuestran aspirantes y eternos éticos moralistas de la izquierda en oposición.

A mi entender, el Gobierno toma las mejores medidas para afrontar el problema económico. Y los socialistas debemos explicar desde la ideología socialdemócrata, desde los argumentos que nos cargan de razones, desde la confianza absoluta que produce el saber que se actúa con un profundo sentido de la responsabilidad pública y social; que nunca las cosas volverán a ser como antes, a pesar del dulce canto de sirena de una derecha cargada de falsedad y argumentos de segunda división.