La Directora Marie-Castille Mention-Schaar propone una cinta conmovedora con "La profesora de historia". No hay interpretaciones brillantes, pero sí hondas reflexiones sobre la educación y su necesaria influencia en nuestro contexto actual. Invitar a ejercer el pensamiento siempre es un interesante ejercicio, aunque sirva para poner frente a nosotros las frágiles amarras de la ciudadanía y su concepto de supervivencia.
Los docentes tienen en sus manos parte de ese barro que moldea la grandeza o la desfachatez del futuro: son las reglas y el cartabón de las ciudades habitables, las letras nobles del estadista o las fórmulas desconocidas de la ciencia. Ellos y ellas aportan necesarios nutrientes a las semillas que romperán la tierra para habitarla y transformarla.
El filme refleja con bastante acierto la realidad de una sociedad plural, colorista y dogmática, a veces. Rota por el conflicto eterno de las suficiencias culturales y la desidia de la edad y sus fases.
"La profesora de historia" lanza un mensaje optimista y valiente en el que se pone de relieve la grandeza de la conciencia colectiva y el trabajo en equipo.
