Retrato
El grueso de la producción pictórica de Francis Bacon, desde finales de los sesenta hasta bien entrados los setenta, eran los retratos de un pequeño número de amigos íntimos. En esta segunda mitad de su carrera, su pintura se puede dividir entre lo épico y lo particular. El "Retrato de Isabel Rawsthorne en una calle de Soho" domina el entorno urbano. Dicho en sus propias palabras, con retratos de este estilo pretendía "distorsionar la cosa mucho más allá de su apariencia, pero en la distorsión volver a convertirla en registro de la apariencia".